Las aguas de Balicasag

Cuando salto al agua con el tanque en la espalda me convierto en otra. Una sensación de paz me sobreviene al mismo tiempo que la excitación hace su aparición,  ¿qué habrá en este mismo instante en ese otro mundo?

Filipinas es un paraíso sin discusión. Con más o menos gente y por debajo y por encima del agua, lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en ella es color. La comparo irremediablemente con otros países y mi mente reproduce el verde de las carreteras de Negros, la mezcla de neones de los jeepneys, el turquesa del agua de Siargao, el rojo de los atardeceres de Port Barton y la paleta imposible de los corales de Balicasag.

Balicasag es otra de las minúsculas islas de las 7.107 que componen el archipiélago filipino y una de las estrellas del buceo en Filipinas por un gran puñado de razones.

El arrecife encuentra a unos 45 minutos en bangka de Alona Beach, la playa más turística de la isla de Panglao (junto a la conocida Bohol). Nada más avistarla, aunque pequeña, uno no puede hacer otra cosa que enamorarse del agua que rodea a esta isla. Sentirse en una pecera nada más sumergirse es sencillo, la visibilidad bajo el mar alcanza en ocasiones los 40 metros.

Son seis los puntos de buceo que la rodean pero los que más pasiones submarinas suscitan son Black Forest (Bosque Negro) y Marine Sanctuary (El Santuario). Yo, que me tomo esto muy a pecho, apunté ambas inmersiones en mi libreta de buceo con varias estrellas y corazones, como los que me salían de los ojos en aquellas profundidades las dos veces que he podido explorarlas.

Durante cuatro años ideé cómo volver a sumergirme en Balicasag de nuevo. Las paredes de coral llenas de vida, las cuevas, la variedad de especies marinas resonaban en mi cabeza tanto como el impresionante número de tortugas que me encontré en aquellas aguas.

Allí fue mi primer encuentro con ellas y, como siempre que me ocurre algo muy especial, lo tengo todavía grabado en mi cabeza como si todo hubiese trascurrido muy a cámara lenta.

Hace poco tuve la inmensa suerte de volver a Bohol y a día de hoy puedo decir que aún no he vivido nada que transmita más paz, que ponga mejor en la práctica la expresión pomposa de «dar serenidad de espíritu» que ver nadar una tortuga a mi lado. En ese instante todo parece sencillo, con el ritmo pausado de tu respiración y el ver cómo mueven las aletas con tal armonía solamente puedes pensar que nada va a salir mal.

Las aguas que rodean Balicasag no son un lugar cualquiera.

Balicasag es uno de esos sitios del mundo que te hacen dar gracias por sentirte vivo, que dan significado a tu presencia allí en ese preciso momento y que, por suerte, te enganchan. Un día el buceo se cruzó en mi vida y se quedó para siempre.

¿A qué estás esperando para comprobarlo con tus mismos ojos?

Datos útiles:

Cómo llegar:

Si el presupuesto no es problema, lo más sencillo es volar directamente hasta el aeropuerto de Tagbilaran, en la isla de Bohol. Sin embargo, suele ser más barato hacerlo hasta Cebú y después coger el ferry hasta el puerto de Tagbilaran (2 horas, precios según la compañía alrededor de 500 php) o, para ahorrar unos pesos, hasta Tubigon (1 hora, 210 php) y después en bus a Tagbilaran (1 hora, 65 php). Los barcos son frecuentes a ambos destinos.

Desde Dumaguete (o Siquijor), la compañía OceanJet tiene un barco rápido diario hasta Tagbilaran cada día a las 15:00 por 700 pesos. Desde el puerto de Larena en Siquijor también existe un ferry directo a las 19:00 pero conviene consultar la frecuencia.

Para llegar a Alona Beach desde la ciudad de Tagbilaran puedes coger un jeepney por 25 pesos desde la terminal. El trayecto dura algo menos de una hora, aunque no vas a estar muy cómodo con la cantidad de personas que se suelen montar en ellos.

Una vez allí, para ir a Balicasag, si solamente quieres hacer esnórquel, lo mejor es que negocies el precio con algún barquero (insiste en que te incluya la máscara) o en una de las muchas agencias que hacen tours. Esta última opción suele incluir la visita a Virgin Island y el avistamiento de delfines por la mañana, una actividad que para nada apoyo, puesto que se hace de forma masiva cada mañana y acercándose de una manera poco responsable hacia donde éstos se encuentran.

Dónde bucear:

La mejor opción para bucear en Balicasag es hacerlo desde la isla de Panglao, unida a Bohol por un puente. En la playa de Alona, la más turística (y, para mi gusto, muy deteriorada) de la isla, hay un puñado de escuelas de buceo que ofrecen tanto cursos como inmersiones a buen precio.

Yo estuve buceando junto a Jairo de Mochila Nómada, que hizo su curso de PADI Open Water, en Piratas Alona Dive Center, una tienda de buceo regentada por un español en la que hay guías muy profesionales tanto españoles como locales. Las inmersiones o fun dives cuestan 1.000 pesos cada una más los 250 pesos por día si se bucea en Balicasag en concepto de tasa medioambiental. Normalmente se hacen un par de inmersiones al día en la isla y luego tienes la posibilidad de hacer buceos más cercanos a Panglao por la tarde o por la noche.

Dónde dormir:

El alojamiento en Alona Beach es uno de los más caros que he encontrado en Filipinas. Tras preguntar en varios sitios, la opción con mejor relación calidad-precio fue Alona Bamboo House, a un par de minutos caminando de la playa.

Los precios varían bastante según sea temporada baja o alta y de tus capacidades de negociación pero es posible conseguir una buena habitación con baño, televisión y ventilador por 500-600 pesos.

Dónde comer:

Los restaurantes en la playa son bastante más caros que los que encuentras al costado de la carretera principal en Panglao. Aquí van algunas opciones económicas:

• Abotanan
• Trudi’s Place

Si necesitas más información, no dudes en preguntar en los comentarios.